lunes, 14 de abril de 2008

¿Por qué el maestro debe conocer al alumno?

Las necesidades del discípulo lo exigen.
Así como el marro del herrero y el martillito del relojero tiene cada uno su uso, así los métodos de la enseñanza, como también los medios que usamos, han de adaptarse a los alumnos en acuerdo con su edad, capacidades, manera de ser y de aprender. Somos como el jardinero que tiene bajo su cuidado varias clases de plantas, unas que requieren mucho sol y agua, otras que se desarrollan con poco de estos elementos. Hay algunas que necesitan cierta clase de tierra; otras, otras clases; el deber, tanto del maestro hábil como del jardinero inteligente, es conocer bien la naturaleza de lo que tiene en sus manos.
La enseñanza y el aprendizaje no consisten meramente en discurrir sobre los contenidos de una lección, o en escuchar a otro su exposición sobre ella. Estas son partes del arte solamente. La palabra “educar” se deriva de una voz griega que significa “sacar” o “conducir”. Conducir al alumno a sentir, a pensar y hacer lo bueno para él, para su prójimo y para Dios. Este es el privilegio del maestro. Enseñar, entonces, es hacer que otro conozca y sienta lo bueno para que lo haga.
Lo que el maestro debe conocer acerca del alumno.
a. Las características del alumno en las varias esferas de su desarrollo físico, mental, emocional y espiritual para comprender que los alumnos de diferentes edades requieren diferente trato.
b. Los intereses de los alumnos como individuos. Conocerá que para retener el interés hay que despertarlo. Descubrirá que lo que interesa a Pepe no hace ninguna impresión sobre Roberto. Poco a poco verá la necesidad de conocer a sus alumnos individualmente.
c. Conocer el alumno no es tan fácil como algunos piensan. Incluye pero no se limita a conocer su nombre y apellido, su residencia, los miembros de su familia, su edad y algo sobre su educación escolar o práctica. Incluye, pero tampoco se limita, a conocerlo físicamente para identificarlo cuando uno se encuentre con él en la calle. Todos estos datos son importantes, pero ni con todo esto ha terminado de conocer al alumno.
d. Hay que conocer su carácter, sus susceptibilidades, sus condiciones morales, sus propensiones y sus aspiraciones. Conocer lo que apela a sus sentimientos y lo que rechaza. Una maestra tuvo por mucho tiempo una alumna en su clase sin poder hacer impresión alguna sobre ella. No ofrecía señal de interés en ninguna de aquellas cosas que cautivaba a los otros alumnos. Un día la visitó en su hogar y entonces descubrió que el hogar de aquella persona carecía de todos los elementos que son necesarios para el desarrollo de los ideales y los mejores sentimientos en el corazón de un ser humano.
¿Cómo puede el maestro estudiar al alumno?
a. El mejor método que podemos recomendar es: Obsérvelo sin que él se de cuenta o se sienta observado.
b. Visítelo en su hogar. Observe cómo es castigado y premiado por quienes viven en su casa; cómo le enseñan, si obedece por miedo o por amor; qué es lo que apela más a él. Estudie la atmósfera intelectual y moral del hogar. Si es un adulto, observe cómo se relaciona con su cónyuge, con sus hijos y con otros miembros de la familia.
c. Invítelo que él lo visite a usted en su casa. La primera vez que lo haga con sus condiscípulos, después que venga solo. Hable con él sobre aquellos asuntos que le interesan y toque asuntos religiosos con tacto.
d. Conozca sus compañeros, su trabajo, sus pasatiempos y los planes para su vida. Conozca a la persona como es el lunes, el sábado como también el domingo cuando se presenta a su clase.
Cómo utiliza el maestro los conocimientos que ha adquirido sobre sus alumnos.
a. Ame lo que él ama. Si usted puede hacerlo a conciencia y procura que él lo ame a usted pronto se establecerá una simpatía recíproca.
b. Estudie las cosas que él conoce y relacione sus lecciones con esas cosas.
c. Júzguelo bien, con justicia y obtendrá su confianza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias,a los maestros cristianos nos hace mucha falta superarnos y obtener toda la informacion posible. Nuestra iglesia proximamente dara un taller para maestros, que bueno podernos nutrir y ayudar a nuestros ninos a crecer en amor. Dios el bendiga mucho