lunes, 14 de abril de 2008

Principios Fundamentales para el Maestro

1. La atención es algo que nadie nos puede obligar a prestar.
“ Imagine que mientras usted como maestro está tratando de enseñar, un niño saca de su bolsillo a su mascota. De pronto todos los alumnos dejan de prestar atención a lo que usted está diciendo pues tienen curiosidad por ver al pequeño animal. Usted se da cuenta de que inútil es tratar de enseñar. Nadie parece escuchar nada aunque usted hable más fuerte o ponga el rostro serio. Usted comprende que un rival más poderoso ha ganado la atención por el momento. Sabiendo lo inútil que es tratar de enseñar sin la atención del alumno, el maestro ha de hacer una de tres cosas:
- Terminar la clase y confesar que ha sido vencido.
- Usar cosas más interesantes para competir y conseguir la atención.
- Hacer cada lección tan interesante de modo que a ningún alumno se le ocurra traer un a su “amigo” para distraerse y perder una buena clase. Por supuesto, hacer de cada lección algo maravilloso requiere habilidad y práctica.
La atención puede ser voluntaria o involuntaria, regalada o comprada. Uno presta atención a alguien o a algo porque quiere, debe o tiene qué hacerlo. La atención que una persona ofrece es involuntaria; atiende solamente a lo que le interesa. Su atención no puede ser obligada por largo tiempo. Por esta razón, las lecciones para han de ser variadas. La falta de atención es la señal que ha llegado el momento para suspender lo que usted está diciendo y orientar la clase a un nuevo centro de interés. La atención es el primer requisito para la enseñanza.
2. El interés es la fuerza que nos motiva a actuar.
Puesto que no podemos obligar la atención del alumno, hemos de conseguirla voluntariamente. El escuchará con interés una historia, pero a una conferencia sobre la teología del arte surrealista no le dará una segunda oportunidad. ¿Por qué?
El juego y el trabajo. Todos conocemos a un tal Juanito que nunca se cansa de jugar. Mientras más usamos los elementos del juego y del cuento en la lección, tanto más interés mostrará el niño. Cuanto más usemos asuntos relacionados con las preocupaciones de los adultos (como el trabajo) tanto más mostrará interés. Cuando el maestro desea inculcar una lección difícil intelectualmente, debe presentarla con el azúcar agradable que apela al gusto del alumno. El maestro hábil presenta a Cristo como el niño en Belén al niño pequeño; a Cristo, el héroe, al joven o señorita; a Cristo, el Maestro y amigo, al joven mayor; y a Cristo, el Salvador de la humanidad, a los adultos.
3. El punto de contacto está en las experiencias del alumno.
Los nuevos conocimientos deben ser enlazados con los viejos. Un cuento de la mitología relata que el mundo descansaba sobre las espaldas de un hombre; éste estaba parado sobre el lomo de un elefante el cual a su vez, estaba parado sobre una inmensa tortuga. Hasta aquí el cuento. Ahora una pregunta: ¿Sobre qué estaba parada la tortuga? Silencio. Nadie se atreve a dar una respuesta. Sin duda este cuento es una idea novedosa pero para quien carece de base sólida es un “rompe cabeza”. Cuando damos una idea nueva, debe existir una experiencia previa con la cual relacionarla, o ambas se pierden. Enseñar una idea nueva sin relacionarla con una ya adquirida es infructuoso. Enseñar la idea “transparente” sin explicarla o compararla con una idea ya conocida “como el cristal”, no da ninguna base para el pensamiento del alumno.
La enseñanza ha de relacionarse con la experiencia del alumno. Los nuevos conocimientos serán colocados y afirmados sobre los viejos. El que aprende no comprende lo que su experiencia no le interpreta. Una persona puede comprender el amor de Jesús hasta el punto donde él ha experimentado el amor de una madre o del padre. ¿Qué idea puede la frase “lirios del campo” producir en la mente de alguien que jamás en su vida ha visitado un bosque por haber vivido siempre en la ciudad? Jesús estableció sus enseñanzas sobre las experiencias que ya sus discípulos poseían. Cuando dijo a unos pescadores que fuesen sus discípulos, les dijo que de aquí en adelante iban a ser pescadores de hombres. Esta referencia hacía más claro lo que sería su nueva ocupación. Al agricultor, Jesús le habló de la semilla, del campo y de la cosecha.
4. El lenguaje es el medio por el cual podemos comunicarnos.
Los maestros siempre deben usar un lenguaje sencillo; recuerde que cada palabra nueva rompe el hilo del pensamiento del alumno. Cuando Cristo explicó la palabra “vecino”, lo hizo por medio de un relato, y entonces, la palabra y el concepto fueron comprendidos. El sentido de las palabras “amor”, “hogar”, “madre” y “amigo”crecen con la experiencia. Estas y otras palabras nos presentan abstracciones que solamente cobran sentido en las realidades de la vida diaria. Los maestros de la Biblia deben hacer su mejor esfuerzo para identificar el vocabulario de sus alumnos, luego usarlo con propiedad. Cuando se tiene que usar una palabra nueva hay que explicar su significado dos o tres veces para que el alumno vaya adquiriendo la nueva palabra y su contenido.
Terminemos con un axioma muy conocido entre educadores: “una lección es tan efectiva como el maestro que la enseña”. Es decir que cualquier plan de estudios, cualquier clase o contenido que debe enseñarse está alta y seriamente condicionado por la del maestro. Y ojo, que no lo es tanto por su capacidad en el manejo de las técnicas y métodos, sino por su estilo de vida y dedicación a sus alumnos. Desde luego el estilo de vida de cualquier persona está directamente determinado por su relación con Dios como hijo obediente y como discípulo de Jesucristo. Le animamos a cerrar este libro leyendo 1 Timoteo 3:1-7 que está dirigido a todos los que desean invertir su vida en la vida de otras personas.
CUESTIONARIO
1. Explique la importancia de la “atención”.
2. ¿Como conseguiremos la atención del alumno?
3. Explique la diferencia entre la atención “voluntaria” y la “involuntaria”.
4. ¿Qué se entiende por “el punto de contacto”?
5. Demuestre cómo Cristo usó este principio de la enseñanza con un ejemplo.
6. ¿Qué lenguaje hemos de usar en la enseñanza?
7. ¿Cómo explicaba Jesús el sentido de una palabra y los conceptos abstractos?

1 comentario:

Marco dijo...

1. Es el requisito fundamental de la enseñanza. Si no hay atencion significa que tengo un problema y debo solucionarlo.
2. Puedo ser creativo a la hora de preparar mi clase, de manera que los alumnos se sientan atraídos a prestar atención.
3. Es voluntaria cuando el alumno quiere prestar atencion. Es involuntaria cuando debe hacerlo por obligación.
4. Son las experiencias del alumno. Puedo presentarles ideas nuevas relacionandolas con lo que ya conocen.
5. Lo hizo al utilizar parábolas de situaciones conocidas por su auditorio, por lo general situaciones de tipo rural.
6. Un lenguaje sencillo
7. Lo hacia por medio de un relato.

Buenisimo el blog, Marco Rocha.